Las Bodegas Luna Beberide organizan cursos dirigidos a las personas sordas de la comarca para que puedan disfrutar en las catas de los olores, sabores y colores de sus elaboraciones
R. Arias M. Enríquez ponferrada efe | parís/valladolid corresponsal | fabero
El vino puede hablar a gritos, pero tal vez el oído más agudo resulte incapaz de entenderlo. En cambio, nada debe impedir que una persona con deficiencias auditivas interprete todas sus señales a la perfección.
Es lo que al menos han intentado las Bodegas Luna Beberide, que en colaboración con Asorbier, el colectivo de personas sordas de la comarca del Bierzo, han organizado un singular curso en el que se ha tratado de acercar a los integrantes de la asociación el desarrollo de los sentidos de la vista, el olfato y el gusto en la cata del vino.
Los participantes visitaron durante el fin de semana las instalaciones y los viñedos de Luna para seguir todos los pasos del proceso de elaboración. Desde la cepa, hasta la botella, pasando por los depósitos de frío, el filtrado o la sala de barricas.
Hipersensibles
Como maestro avezado en la materia actuó el bodeguero Alejandro Luna, que ahora mismo es quien dirige una empresa que ha trascendido ya hace tiempo las fronteras vitivinícolas nacionales. Alejandro contó con la ayuda de un intérprete para introducir en la cata a un grupo de sordos que se acabó revelando como especialmente sensible a la hora de analizar los olores y los sabores de los tintos y los blancos que se analizaron en la copa.
«Tienen más difícil la recepción de información a través del oído, pero esta deficiencia hace que cuenten con una mayor capacidad a la hora de desarrollar otros sentidos. La limitación que sufren en el oído potencia el resto de sentidos y les permite acercarse al mundo del vino sin obstáculo alguno», comentó el gerente de la compañía, conocida por etiquetas tan populares y prestigiada como Viña Aralia, Tierra de Luna o Luna Beberide reserva, entre otras.
Algunos de los participantes en la experiencia confesaron que aunque siempre participaron de las labores de la vendimia, nunca hasta el momento se habían detenido a analizar las propiedades del vino tan a fondo y con tanto gusto.
Es lo que al menos han intentado las Bodegas Luna Beberide, que en colaboración con Asorbier, el colectivo de personas sordas de la comarca del Bierzo, han organizado un singular curso en el que se ha tratado de acercar a los integrantes de la asociación el desarrollo de los sentidos de la vista, el olfato y el gusto en la cata del vino.
Los participantes visitaron durante el fin de semana las instalaciones y los viñedos de Luna para seguir todos los pasos del proceso de elaboración. Desde la cepa, hasta la botella, pasando por los depósitos de frío, el filtrado o la sala de barricas.
Hipersensibles
Como maestro avezado en la materia actuó el bodeguero Alejandro Luna, que ahora mismo es quien dirige una empresa que ha trascendido ya hace tiempo las fronteras vitivinícolas nacionales. Alejandro contó con la ayuda de un intérprete para introducir en la cata a un grupo de sordos que se acabó revelando como especialmente sensible a la hora de analizar los olores y los sabores de los tintos y los blancos que se analizaron en la copa.
«Tienen más difícil la recepción de información a través del oído, pero esta deficiencia hace que cuenten con una mayor capacidad a la hora de desarrollar otros sentidos. La limitación que sufren en el oído potencia el resto de sentidos y les permite acercarse al mundo del vino sin obstáculo alguno», comentó el gerente de la compañía, conocida por etiquetas tan populares y prestigiada como Viña Aralia, Tierra de Luna o Luna Beberide reserva, entre otras.
Algunos de los participantes en la experiencia confesaron que aunque siempre participaron de las labores de la vendimia, nunca hasta el momento se habían detenido a analizar las propiedades del vino tan a fondo y con tanto gusto.
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Publicado por Vredondof para Vino del Bierzo el 2/19/2008 12:51:00 PM