Mientras se arreglan los onerosos trámites burocráticos que exige la creación de un imponente campo de golf, los promotores tienen listo el diseño de las dos piedras capitales del complejo «Soto del Vicario». Un suntuoso, pero a la vez recoleto hotel de cinco estrellas, mimetizado entre los sarmientos de miles de vides de mencía y valenciana. Y de otro lado, lógicamente, una bodega de última generación en la que se aspira a elaborar vinos de alta calidad con la contraetiqueta de la D.O. Bierzo.
El cinco estrellas que construirá Pago de San Clemente, que costará algo más de 13 millones de euros, incluye un centro de convenciones con capacidad para 350 personas y un spa con piscinas, gimnasio, salas de masaje, sauna, jacuzzi, además de otros espacios para el relax. Ambos se emplazarán en la planta baja de una construcción de una sola altura y bajo cubierta en la que se dispersarán 45 habitaciones de distinta tipología. En el complejo también tendrá cabida un área de restauración de uso exterior, desde la que se podrá contemplar un paisaje poco común.
El hotel ocupará un promontorio desde el que se divisará desde Castro Ventosa hasta Las Médulas, pasando por las riberas del Cúa y las poblaciones de Villabuena y Arborbuena o Quilós.
El edificio, diseñado por Juan Antonio Miranda, presidente del Colegio de Arquitectos de Segovia, quedará unido con la bodega través de una plaza-mirador y de una franja de latón envejecido y ondulante que de alguna manera evocará, por cierto, las figuras de Ghery en su creación de Elciego, que se ha convertido en una catedral mundial del enoturismo.
La bodega Soto del Vicario, que ya está en fase de construcción, resultará también un atractivo adicional para las visitas, pero en los 48.000 metros de su superficie lo que se pretende es elaborar vinos de calidad. Será en un módulo de dos alturas en cuya planta sótano se habilitarán espacios destinados a la crianza, es decir a la cava, así como para una enoteca. En la planta baja se montarán, entre otras instalaciones, una línea de embotellado y una sala de fermentación. Y en último término, en la primera planta se prevé un edificio de servicio y administración con espacios para la gestión y la representación.
En el exterior se empleará piedra en distintas terminaciones, mampuestos imitando sillarejos de piedra del lugar, caracterizada por tonos rojizos y destellos de óxido con superficies rugosas y zonas de chapado de piedra de Villamayor. El tono oscuro de la madera en las carpinterías y el color del cobre tratado en las cubiertas deberían aportar una imagen de serenidad y un buen proceso de envejecimiento al edificio.
La inversión adicional que se desembolsará en la bodega es de 4,2 millones de euros. Así se completaría una inversión de casi 20 millones de euros en un proyecto que ha exigido ya fuertes desembolsos en la adquisición de parcelas y que podría superar los 30 millones de euros en cuanto se consigan todos los permisos y se salven todos los escollos para hacer realidad la tercera pata de la villa del vino. Se trataría de un campo de golf en la ribera del río Cúa, casi mismo hasta Cacabelos, que los promotores plantean además como una fórmula de recuperación de los márgenes del cauce, bastante degradados. Antes, a finales del 2009, Díez pretende que el hotel y la bodega tengan ya sus puertas abiertas. El alcalde de Cacabelos, José Manuel Sánchez, cree con firmeza en el proyecto Soto del Vicario. Desde el Ayuntamiento ha favorecido su desarrollo en la medida de lo posible porque espera efectos sociales y económicos de gran calado. «Va a tener una repercusión medioambiental notable en una zona abandonada -pronostica-. Y estamos hablando de 70 empleos directos con lo que eso entraña para todos». El primer edil estima que el complejo de enoturismo será un revulsivo económico más que para Cacabelos. «Aunque lógicamente», concede, «afianzará el liderazgo de Cacabelos en el ámbito enoturístico y en el del mundo del vino».
El cartel de Pedro Díez, un alto ejecutivo con experiencia en diversos sectores, le resulta todo un aval. «Pago de San Clemente va a continuar la labor emprendida en los años 60 por Antonio Guerra en la divulgación del vino y de Cacabelos».