Ulibarri embarra al Diario |
viernes, 26 de diciembre de 2008 | |
Por Xan das Verdades en BIERZODIARIO La vispera de la Nochebuena, el Diario de León publicó una información que merece figurar en los anales de la falta de ética periodística y las malas prácticas empresariales. La noticia en cuestión es, sorpréndanse, una rutinaria reclamación judicial de una deuda por obras en unos juzgados de Ciudad Real; la cosa no parece reunir elementos noticiables, pero lo es y de manera escandalosa porque el reclamante es la Constructora Begar, de la misma propiedad que el Diario de León. El demandado, la multinacional Vestas, el grupo que lidera la fabricación de componentes eólicos a nivel mundial, sin que aparentemente esté inmerso en una crisis financiera.
De la lectura se desprenden dos cosas: una, que los de Begar usan un medio de comunicación social para desprestigiar a un contratador con el que discrepan; y dos, que dan su versión, sin que nadie se la haya pedido, a la vez que obvian la que pueda tener el contrario, pero que ponen a escurrir por delante. En todo caso, este lance vale para abordar una cuestión sangrante para una sociedad democrática, como es la anormalidad legal que permite a intereses espurios, cuando no bastardos, controlar medios de comunicación y usarlos, así como suena, a su rapaz conveniencia. Recibir una información veraz es un derecho constitucional de los ciudadanos, que debe prevalecer sin ser contaminado por las tarambanadas particulares de un constructor contrariado. Hace tiempo que este propietario viene dando muestras discordantes con la imparcialidad y transparencia exigibles en los medios; sin duda debe confundir, peligrosamente, lo que es la sacrosanta libertad de elegir el posicionamiento editorial que le venga en gana, con arrollar con cuanto le resulte incómodo o contrario a su conveniencia. Que una voluntad particular, proclive a rebasar los limites éticos y estéticos de la información, mantenga una alta concentración de intereses, fundamentalmente con las administraciones públicas, en los ámbitos de difusión de sus medios es, además de una anomalía legal, una lesión a un derecho constitucional de los ciudadanos. No es necesario entrar en el fondo de este asunto, una mera discrepancia bilateral y empresarial, que la sola frivolidad del Presidente de Begar y Diario de León ha elevado a noticia. Esa joyita del periodismo mercenario, que ningún propio escribiría sin ser instado a ello, tiene el indisimulado objetivo de dar a Vestas un escarmiento en su imagen y advertirle del poder coactivo que tienen para hacer pupa, independientemente del ámbito judicial donde se dirime la cuestión. Vamos, que la intencionalidad de ese mensaje mediático, es la misma que si lo hubieran hecho llegar a través de unos matones. Vamos a concederle a Begar-Ulibarri el beneficio de que, en la duda, tiene razón en sus exigencias; bien, ¿Y a quién coño le importan sus batallas mercantiles, salvo a los actores de la lid y a las instancias judiciales? En todo caso, es su problema, y no de quienes compran el Diario de León, que no pagan para que se informe a medias de los culebrones empresariales de su baranda. A tenor de los insistentes rumores que circulan sobre la salud financiera del Grupo Begar, amplificados por los retrasos en los pagos salariales en los autobuses de Ponferrada y la próxima e incierta sentencia de Boadilla, que puede resultar letal, es posible que quiera ponerse la venda antes de la herida y justificar algo con esta información. Ulibarri ha demostrado un pésimo estilo, mezclando sus barullos corporativos con el rigor deseable en una institución informativa centenaria, cuyo prestigio e independencia jamás apuntó tan a la baja con ninguno de sus anteriores gestores. Una gestión que compromete con un golpe tan artero a la totalidad de la propiedad del rotatívo, y con la que alguna parte, probablemente, no esté de acuerdo. Quizás sea pedir peras al olmo instar a que recapacite sobre lo que este tremendo error representa, seguro que ya recapacitó cuando dió luz verde a su publicación, pero no está de más que las autoridades comprueben, en este despropósito, en quién fían multiples concesiones que inciden demasiado en nuestras vidas. Vestas, que es un notorio inversor y destacado empleador en la provincia de León, seguramente dará a su demandante la respuesta oportuna, cosa en la que no entramos ni nos importa. Lo que Vestas sí puede ser el ejemplo que ponga en circulación el nocivo argumento de que en España las inversiones extranjeras son zarandeadas y vituperadas por la prensa, cuando existen discrepancias con los contratistas; unos contratistas que, a la postre, son quienes manejan a su antojo los medios de información, y lo hacen sin esperar a los pronunciamientos judiciales. Algo que puede parecer anecdótico, pero que es impensable en cualquier otro país democrático y desarrollado, porque contamina la seguridad jurídica y pone en duda la seriedad de la nación como receptor de las inversiones, ahora que las necesitamos más que nunca. |