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Fuente: Diario de León-
El día 29 de diciembre de 1956, siendo alcalde de la capital el recordado don Alfredo Álvarez Cadórniga, la corporación adoptaba la siguiente resolución: «Se da a una vía pública de León el nombre del Comandante Zorita, leonés que figura como una de las glorias de la Aviación española y que ha fallecido recientemente. El Pleno corporativo por unanimidad acepta la propuesta y faculta a la Comisión de Gobierno y Régimen Interior para designar la calle que ha de llevar el nombre del glorioso aviador».
La citada Comisión se tomó su tiempo pues casi un año después, el 12 de septiembre de 1957, se acordaba dar la denominación de Comandante Zorita a la vía conocida hasta es fecha con el nombre de K y que iba desde la Plaza Semielíptica o de Fernando Merino hasta el Paso del Túnel. En la actualidad comienza en la Avenida de Lancia, una arteria que presenta gran oferta lúdica y comercial, para terminar en el entronque formado por las calles Luis de Sosa, Antonio Valbuena, 24 de Abril, Obispo Manrique y Covadonga.
La calle de hoy, a pesar de que no tiene ninguna placa que lo indique, lleva el apellido de uno de los mayores valores en la historia de la aviación española, ponferradino por más señas, es recta y de muy escaso trayecto, significada por esas farolas de tonalidad granate que corresponde a la barriada. Sin embargo, a pesar de lo corto de su «talla», goza de enorme arraigo y popularidad urbana. Decimos popularidad porque se trata, sin duda, de una de las arterias más transitadas de la zona. A la vez es paso natural para acceder a las actividades más burocráticas y administrativas de la Universidad leonesa, e incluso de cara a los estudiantes que acuden a la biblioteca de «El Albéitar». La calle apenas tiene cuatro edificios a cada lado, con casas también de cuatro alturas, pero bien saturados de una oferta comercial que la confirman como vía de expansión.
Demetrio Zorita Alonso, el luego afamado Comandante Zorita, nació en Ponferrada el 5 de octubre de 1917. Niño inquieto y muy aficionado a la mecánica, cuando el fatídico año de 1936 se preparaba para ingresar en la Escuela de Ingenieros de Caminos, al tiempo que seguía otros estudios técnicos. Pero el estallido de la Guerra Civil, al igual que ocurrió para toda una generación de españoles, trastocaría la vida del joven Zorita. Así, a los 19 años se alistaba como soldado voluntario en el Regimiento de Infantería de Burgos número 31, siendo destinado al frente oriental leonés. Pero, aburrido de aquella contienda puramente defensiva y sedentaria, solicitó participar en un curso para pilotos que tuvo lugar en Alemania. A su regreso al país, a finales de 1937, era promovido al grado de alférez provisional, al tiempo que quedaba encuadrado en el Grupo de Caza dirigido por el capitán Salas.
El ponferradino participaría en la durísima campaña de Aragón y en la ofensiva hacia el mar de la campaña correspondiente a 1938. Al finalizar la contienda, Demetrio Zorita siguió el curso de Tripulante e ingresó en la Academia de Aviación de León, donde obtuvo el título y empleo de Teniente profesional. Pero antes de terminar sus estudios, en el año 1941, se alistaba en la Escuadrilla Azul que se fue a combatir a Rusia, junto a los soldados alemanes de Hitler.
Cuando llegó la unidad española al frente, el día 26 de septiembre del citado 1941, todo hacía presagiar que el camino de Moscú estaba abierto para las tropas nazis. Pero a pesar de la brillantez operativa de los pilotos españoles, entre los que naturalmente destacaba el aviador ponferradino, la situación comenzó a cambiar y los rusos pasaron a un fulminante contraataque que les daría la victoria final. Tras abatir cierto número de aparatos enemigos, el Comandante Zorita fue relevado junto al resto de la Escuadrilla Azul, regresando finalmente a España. A su regreso fue ascendido al grado de capitán, además de realizar una serie de cursos sobre Vuelo sin Visibilidad, Vuelo sin Motor, Fotografía y Cartografía, Transmisiones y el de Estado Mayor. También asistió a maniobras como la de socorro Aire-Tierra en los Alpes, al tiempo que estudiaba la organización italiana del servicio de Búsqueda y Salvamento. Nombrado profesor en la Academia de Aviación leonesa, Demetrio Zorita contrajo matrimonio con María del Carmen Rieckers Alzóla. Unión de la que nacerían dos hijos y una hija: Demetrio, José María y Ana. Destinado posteriormente al Escuadrón de Experimentación en vuelo, ubicado en Torrejón de Ardoz fue enviado en 1953 a realizar un curso de preparación para pilotos de pruebas en Bretigny, Francia. Acompañado por destacados pilotos de la época como el capitán Emilio González y el teniente Luis Casado de Pablos. Por fin, tras realizar a satisfacción varios meses de prácticas, el director del Centro le concedió autorización para intentar rebasar la barrera del sonido. ¡Y vaya si lo consiguió! El día 5 de marzo de 1954, en la Base de Marignon (Marsella), Zorita se lanzó al aire en el monoplaza MD-452 «Mystére II». El propio aviador comentó sus impresiones personales en el parte de vuelo: «Me pongo en invertido y tiro de la palanca para ponerme a la vertical, en cuyo momento meto los gases a fondo. El avión entra en pérdida pero, después de algunas sacudidas, obedece y me encuentro picando a la vertical con el morro apuntando a unos cuatro kilómetros del campo. El máchmetro sigue subiendo; empiezo a recoger suavemente para correr el aeródromo. En tierra han oído el bam-bam y me felicitan por radio. Ha resultado más fácil de lo que creía».
Una vez conocida oficialmente la noticia en España, el Jefe del Estado Mayor del Aire, general Longoria, felicitaba efusivamente «al primer piloto español que ha cruzado la barrera del sonido». La noticia de la hazaña protagonizada por Demetrio Zorita causó enorme conmoción en la prensa, tanto española como gala. En el país vecino le fue impuesta la Corbata Supersónica por el famoso piloto francés Rozanoff, además de ocupar lugar protagonista tanto en los titulares de los periódicos como en emisoras de radio.
Las características personales y profesionales del ponferradino incrementaron su ya reconocido prestigio, convirtiéndose en todo un personaje para el pueblo llano español. Desgraciadamente, la tragedia no tardaría en aparecer en la vida del Comandante Zorita. Después de haber rebasado la barrera del sonido una decena de veces y haber volado 4.550 horas en 80 tipos de aviones diferentes, apenas había sufrido un par de percances sin la menor importancia. Pero el 27 de noviembre de 1956 la muerte le esperaba en la pista de Torrejón de Ardoz. Cuando volaba en una avioneta Derroitine, el aparato se precipitó repentinamente al suelo causando la muerte casi instantánea del piloto. Como justa recompensa a su brillante historial, diez días después de su fallecimiento le fue concedida la Medalla Aérea, siendo ascendido a título postumo a Teniente General.
Hombre de enorme simpatía personal, significada por una perpetua sonrisa, Zorita ha dejado un recuerdo imborrable de inteligencia y profesionalidad entre sus compañeros de armas. Y como prueba de su «tirón» personal, tan sólo recordar que tiene calles dedicadas a su nombre en León, Ponferrada y Madrid.
La citada Comisión se tomó su tiempo pues casi un año después, el 12 de septiembre de 1957, se acordaba dar la denominación de Comandante Zorita a la vía conocida hasta es fecha con el nombre de K y que iba desde la Plaza Semielíptica o de Fernando Merino hasta el Paso del Túnel. En la actualidad comienza en la Avenida de Lancia, una arteria que presenta gran oferta lúdica y comercial, para terminar en el entronque formado por las calles Luis de Sosa, Antonio Valbuena, 24 de Abril, Obispo Manrique y Covadonga.
La calle de hoy, a pesar de que no tiene ninguna placa que lo indique, lleva el apellido de uno de los mayores valores en la historia de la aviación española, ponferradino por más señas, es recta y de muy escaso trayecto, significada por esas farolas de tonalidad granate que corresponde a la barriada. Sin embargo, a pesar de lo corto de su «talla», goza de enorme arraigo y popularidad urbana. Decimos popularidad porque se trata, sin duda, de una de las arterias más transitadas de la zona. A la vez es paso natural para acceder a las actividades más burocráticas y administrativas de la Universidad leonesa, e incluso de cara a los estudiantes que acuden a la biblioteca de «El Albéitar». La calle apenas tiene cuatro edificios a cada lado, con casas también de cuatro alturas, pero bien saturados de una oferta comercial que la confirman como vía de expansión.
Demetrio Zorita Alonso, el luego afamado Comandante Zorita, nació en Ponferrada el 5 de octubre de 1917. Niño inquieto y muy aficionado a la mecánica, cuando el fatídico año de 1936 se preparaba para ingresar en la Escuela de Ingenieros de Caminos, al tiempo que seguía otros estudios técnicos. Pero el estallido de la Guerra Civil, al igual que ocurrió para toda una generación de españoles, trastocaría la vida del joven Zorita. Así, a los 19 años se alistaba como soldado voluntario en el Regimiento de Infantería de Burgos número 31, siendo destinado al frente oriental leonés. Pero, aburrido de aquella contienda puramente defensiva y sedentaria, solicitó participar en un curso para pilotos que tuvo lugar en Alemania. A su regreso al país, a finales de 1937, era promovido al grado de alférez provisional, al tiempo que quedaba encuadrado en el Grupo de Caza dirigido por el capitán Salas.
El ponferradino participaría en la durísima campaña de Aragón y en la ofensiva hacia el mar de la campaña correspondiente a 1938. Al finalizar la contienda, Demetrio Zorita siguió el curso de Tripulante e ingresó en la Academia de Aviación de León, donde obtuvo el título y empleo de Teniente profesional. Pero antes de terminar sus estudios, en el año 1941, se alistaba en la Escuadrilla Azul que se fue a combatir a Rusia, junto a los soldados alemanes de Hitler.
Cuando llegó la unidad española al frente, el día 26 de septiembre del citado 1941, todo hacía presagiar que el camino de Moscú estaba abierto para las tropas nazis. Pero a pesar de la brillantez operativa de los pilotos españoles, entre los que naturalmente destacaba el aviador ponferradino, la situación comenzó a cambiar y los rusos pasaron a un fulminante contraataque que les daría la victoria final. Tras abatir cierto número de aparatos enemigos, el Comandante Zorita fue relevado junto al resto de la Escuadrilla Azul, regresando finalmente a España. A su regreso fue ascendido al grado de capitán, además de realizar una serie de cursos sobre Vuelo sin Visibilidad, Vuelo sin Motor, Fotografía y Cartografía, Transmisiones y el de Estado Mayor. También asistió a maniobras como la de socorro Aire-Tierra en los Alpes, al tiempo que estudiaba la organización italiana del servicio de Búsqueda y Salvamento. Nombrado profesor en la Academia de Aviación leonesa, Demetrio Zorita contrajo matrimonio con María del Carmen Rieckers Alzóla. Unión de la que nacerían dos hijos y una hija: Demetrio, José María y Ana. Destinado posteriormente al Escuadrón de Experimentación en vuelo, ubicado en Torrejón de Ardoz fue enviado en 1953 a realizar un curso de preparación para pilotos de pruebas en Bretigny, Francia. Acompañado por destacados pilotos de la época como el capitán Emilio González y el teniente Luis Casado de Pablos. Por fin, tras realizar a satisfacción varios meses de prácticas, el director del Centro le concedió autorización para intentar rebasar la barrera del sonido. ¡Y vaya si lo consiguió! El día 5 de marzo de 1954, en la Base de Marignon (Marsella), Zorita se lanzó al aire en el monoplaza MD-452 «Mystére II». El propio aviador comentó sus impresiones personales en el parte de vuelo: «Me pongo en invertido y tiro de la palanca para ponerme a la vertical, en cuyo momento meto los gases a fondo. El avión entra en pérdida pero, después de algunas sacudidas, obedece y me encuentro picando a la vertical con el morro apuntando a unos cuatro kilómetros del campo. El máchmetro sigue subiendo; empiezo a recoger suavemente para correr el aeródromo. En tierra han oído el bam-bam y me felicitan por radio. Ha resultado más fácil de lo que creía».
Una vez conocida oficialmente la noticia en España, el Jefe del Estado Mayor del Aire, general Longoria, felicitaba efusivamente «al primer piloto español que ha cruzado la barrera del sonido». La noticia de la hazaña protagonizada por Demetrio Zorita causó enorme conmoción en la prensa, tanto española como gala. En el país vecino le fue impuesta la Corbata Supersónica por el famoso piloto francés Rozanoff, además de ocupar lugar protagonista tanto en los titulares de los periódicos como en emisoras de radio.
Las características personales y profesionales del ponferradino incrementaron su ya reconocido prestigio, convirtiéndose en todo un personaje para el pueblo llano español. Desgraciadamente, la tragedia no tardaría en aparecer en la vida del Comandante Zorita. Después de haber rebasado la barrera del sonido una decena de veces y haber volado 4.550 horas en 80 tipos de aviones diferentes, apenas había sufrido un par de percances sin la menor importancia. Pero el 27 de noviembre de 1956 la muerte le esperaba en la pista de Torrejón de Ardoz. Cuando volaba en una avioneta Derroitine, el aparato se precipitó repentinamente al suelo causando la muerte casi instantánea del piloto. Como justa recompensa a su brillante historial, diez días después de su fallecimiento le fue concedida la Medalla Aérea, siendo ascendido a título postumo a Teniente General.
Hombre de enorme simpatía personal, significada por una perpetua sonrisa, Zorita ha dejado un recuerdo imborrable de inteligencia y profesionalidad entre sus compañeros de armas. Y como prueba de su «tirón» personal, tan sólo recordar que tiene calles dedicadas a su nombre en León, Ponferrada y Madrid.
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La mala estrella del comandante Zorita
|||| Durante aquella recordada velada recibió los carnés nacional e internacional el señor Caballero Fernández, primer piloto civil salido de la Escuela del Club, adiestrado en el curso por el profesor Martínez Bodegas. Posteriormente, en un ambiente distendido y de grato compañerismo entre los asociados, el coronel Juste, presidente del RACE, hizo entrega de su premio al teniente coronel Murcia Rubio. Especial atención de las damas mereció el príncipe Cantacuzene al recoger su trofeo, debido a su impecable vestimenta y una apostura personal equiparable, según algunas voces femeninas, al entonces galán de moda, Cary Grant. Sin embargo, el personaje de mayor relieve en la gala no era el noble rumano, sino un aviador nacido en Ponferrada y que también sería recompensado con un galardón otorgado por el General Jefe del Estado Mayor Central. Demetrio Alonso Zorita, el célebre comandante Zorita, vino al mundo el año 1917 en la capital berciana y, alistado como soldado en el Regimiento de Infantería de Burgos número 31 al inicio de la Guerra Civil, fue enviado a Alemania para seguir un curso de piloto. Al finalizar la cruenta contienda entre españoles siguió el curso de Tripulante y obtuvo luego el grado de teniente en la Academia de Aviación de León, afiliándose el año 1941 en la llamada Escuadrilla Azul que partió a luchar a Rusia, en apoyo a las tropas nazis de Hitler. De regreso a la patria y ya con los galones de capitán, sería nombrado profesor en la Academia leonesa. Pero su mayor logro, por el que ha pasado a la historia del Ejército, es que se trata del primer piloto español que rebasó la barrera del sonido. Efectivamente, el día 5 de marzo de 1954 y en la base de Marignon (Marsella), Zorita se lanzó al aire en el monoplaza MD-452 «Mystére II». El propio aviador comentó sus impresiones personales en un colorido parte de vuelo: «me pongo en invertido y tiro de la palanca para ponerme a la vertical, en cuyo momento meto los gases a fondo. El avión entra en pérdida pero, después de algunas sacudidas, obedece y me encuentro picando a la vertical con el morro apuntando a unos cuatro kilómetros del campo. El máchmetro sigue subiendo; empieza a recoger suavemente para correr el aeródromo. En tierra han oído el bam-bam y me felicitan por radio. Ha resultado más fácil de lo que creía». Convertido en todo un personaje para el pueblo español, el 27 de noviembre de 1956 llegó la última cita para este hombre distinguido por una eterna y simpática sonrisa. Cuando volaba en una avioneta Derroitine sobre la pista de Torrejón de Ardoz, el aparato se precipitó repentinamente al suelo causando la muerte casi instantánea del piloto. Como justa recompensa a su brillante historial, poco después de su fallecimiento le fue concedida la Medalla Aérea, siendo ascendido a título póstumo a Teniente General. No hace falta decir que la «mala estrella» que provocó la muerte del comandante Zorita, causaría auténtica conmoción entre sus amigos y compañeros del Aero Club. -
Nacional / Historia
Hace 60 años
Por Ana Pérez
Lunes 17 de marzo del 2014, 17:30h
¿Alguna vez has pasado por la calle del comandante Zorita en Madrid, Ponferrada o la ciudad de León? ¿Sabes quién es? Celebramos el aniversario del logro de todo un hombre One.
Quizá alguna vez, bien paseando por el madrileño barrio de Tetuán o cerca de la orilla del río Bernesga de León, te hayas topado con la calle del comandante Zorita. Este leonés, nacido en1917, se ganó su lugar en el callejero de estas dos ciudades un 5 de marzo de hace 60 años.
El 5 de marzo de 1954, Demetrio Zorita Alonso, que por aquel entonces tenía 37 años, hizo historia al convertirse en el primer español en atravesar la barrera del sonido. Este hito lo llevó a cabo a bordo de un avión Marcel Dassault MD-452 'Mistere II' en la Base Aérea de Brétigny (Francia) mientras realizaba un curso de piloto de pruebas. El Marcel Dassault pertenecía alEjército del Aire francés. Zorita superaría la barrera del sonido en otras diez ocasiones más, concluyendo el curso de piloto de pruebas con el nº1 de su promoción.
El 27 de noviembre de 1956, después de haber sido nombrado en marzo de aquel año jefe del Escuadrón de Experimentación en Vuelo, el comandante Zorita falleció tras perder el control de una avioneta AVD-12, durante un vuelo de prueba en la Base Aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid). Se desconocen las causas del accidente.
¿Qué es la barrera del sonido?
El término “barrera del sonido” se empezó a utilizar durante la Segunda Guerra Mundial para designar el límite físico que impedía que objetos de gran tamaño –como los aviones- viajaran a velocidad supersónica. Es una “barrera omnipresente” que se desplaza a la velocidad del sonido (1234,8 km/h) y cuando es traspasada por un objeto provoca una explosión de sonidoque produce un molesto ruido. En el momento en que un avión se acerca a la velocidad del sonido, el aire fluye alrededor de su superficie de forma diferente, se convierte en un fluido comprensible que produce una resistencia mayor. Este término cayó en desuso en los años 50 cuando los aviones comenzaron a vencer esta barrera con normalidad. Esto fue gracias a la mejora de laaerodinámica de los aviones –con el diseño de nuevas alas que disminuyen la resistencia- y la invención de motores de reacción para la propulsión.
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Cuando comenzó la Guerra Civil, Demetrio Zorita tenía 18 años. Cuando la terminó, apenas era un alférez en el Ejército ganador. Cuando murió, en 1956, estaba pilotando un primitivo caza francés en pruebas que nadie se atrevía a pilotar (mientras trataban de aumentar lo máximo posible el tamaño de sus 'flaps'). A nadie que haya invertido medio minuto en leer su biografía le cabe duda de que las calles dedicadas a él en Madrid, León y Ponferrada -donde nació- nada tienen que ver con posibles méritos militares durante la Guerra Civil (como otros generales franquistas recordados en el callejero), sino con un hecho que introdujo su nombre en las enciclopedias; fue el primer español que atravesó la barrera del sonido manejando un avión: 340 metros por segundo (1.100 kilómetros por hora).
Corría 1954 y en Europa se probaban los primeros reactores. Zorita viajó a la base Aérea de Brétigny (Francia), donde se formaba como piloto de pruebas. La única manera de sobrepasar esa velocidad era tirarse en picado. El parte de vuelo (bastante divertido, cabe decir) registra lo siguiente: “Me pongo en invertido y tiro de la palanca para ponerme a la vertical, en cuyo momento meto los gases a fondo. El avión entra en pérdida pero, después de algunas sacudidas, obedece y me encuentro picando a la vertical con el morro apuntando a unos cuatro kilómetros del campo. El machímetro sigue subiendo; empieza a recoger suavemente para correr el aeródromo. En tierra han oído el bam-bam y me felicitan por radio. Ha resultado más fácil de lo que creía”.
Dos años después el Ejército español (franquista, claro) quería comprar avionetas nuevas y se debatía entre dos modelos. Una era la francesa Dewoitine, que según varios compañeros de Zorita era un peligro. Había que probarla, pero nadie tenía demasiado entusiasmo. El entonces comandante (nombrado en 1949) se empeñó en asumir el riesgo, confió probablemente demasiado en sus 5.000 horas de vuelo y despegó del aeródromo de Torrejón a bordo de la aeronave. De repente, el aparato se precipitó al suelo y el piloto falleció casi instantáneamente. Los mandos habían fallado: el tacón de uno de los zapatos del cadáver se desprendió incluso en el esfuerzo estéril por evitar la muerte. (Y el ejército acabó comprando el otro modelo de avión).
Como recompensa a su historial como aviador (y no a presuntas hazañas bélicas durante la Guerra Civil) le fue concedida la Medalla Aérea y se le ascendió póstumamente a Teniente Coronel diez días después de su fallecimiento, en diciembre de 1956. Cinco años después, la calle donde había comprado una vivienda en una Cooperativa Militar (ubicada en lo que eran antes descampados) fue nombrada en su honor: inicialmente había sido la prolongación de Ponzano.
El Ayuntamiento de Madrid ha intentado varias veces en las últimas décadas cambiar el nombre de la calle. En 1981, el entonces alcalde, Enrique Tierno Galván, rectificó las pretensiones de su Concejal de Cultura y escribió: “Los cambios se refieren a denominaciones directamente ligadas con uno de los bandos de nuestra Guerra Civil, por lo que el Comandante Zorita, militar admirado, no se ha incluido en ningún momento entre las calles sometidas a revisión”.
"AVIADOR ESPAÑOL SUBLEVADO"
Este martes, la concejal de Cultura del Ayuntamiento que preside Manuela Carmena, Celia Mayer, afirmó con mucho convencimiento que Zorita fue “un aviador español sublevado contra la República en 1936, que vulneró pues un régimen legítimamente democrático mediante las armas, y que combatió con los nazis en la Segunda Guerra Mundial”. Cuando estalló la guerra, en julio de 1936, Demetrio Zorita Alonso se preparaba para ingresar en la Escuela de Ingenieros de Caminos: al igual que ocurrió para toda una generación de españoles, el conflicto trastornó (o destrozó) la vida del joven leonés. Participó como soldado en la campaña de Aragón y después, como alférez, en la ofensiva hacia el mar. En 1941, ya teniente, se alistó en la Escuadrilla Azul que se fue a combatir a Rusia junto a los soldados alemanes de Adolf Hitler. Es posible que a la concejala de Cultura madrileña le cueste creerlo, pero algunos de aquellos jóvenes pilotos tenían ideales, aunque se juntasen con indeseables, para combatir la lacra del comunismo en un continente incendiado.
Tras abatir cierto número de aparatos enemigos, el Comandante Zorita fue relevado junto al resto de compañeros, siendo derrotados por las tropas de Stalin. Volvió completamente decepcionado de Rusia, recuerdan dos hermanos y una viuda, que aún viven, y su hijo mayor, piloto del Ejército español. “Los alemanes miraban a los españoles por encima del hombro y eran otro peligro para Europa”, solía repetir. Tenía en aquel momento 23 años. Pasó el resto de su vida como profesor de vuelo y piloto de prueba, sin más bombas, y rompió los límites de la velocidad cuando en España estaba prohibido siquiera intentarlo. Dijo que había resultado “más fácil de lo que creía”, a pesar de que las ondas de choque generadas cuando se rompe el régimen sónico generan flujos aerodinámicos que invierten los mandos y problemas estructurales que convierten el avión en una cafetera. Muchos pilotos murieron intentándolo durante esos años.
No debería hacer falta emplear tanto esfuerzo en defender la memoria de un hombre cuyo mayor pecado fue combatir seis meses al Ejército comunista de Stalin (junto a la Alemania nazi) y estar en un bando de la guerra civil con 18 años. Nada tienen que ver esos años con su mérito posterior y las placas que le recuerdan en su país. Las leyes de memoria histórica, se dice, persiguen la reconciliación y la justicia. El mejor servicio a la norma es admitir los errores provocados por la ignorancia o el fanatismo, que en España todavía alcanzan a algunas universidades y ayuntamientos.
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Los méritos del comandante Zorita.
V. Silván - 6 de enero de 2016
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Demetrio Zorita Alonso - Wikipedia, la enciclopedia libre
https://es.wikipedia.org/wiki/Demetrio_Zorita_Alonso
A mediados de julio, Demetrio Zorita y los otros 16 pilotos seleccionados para formar la 1ª Escuadrilla Azul son concentrados en el Aeródromo de Barajas, ...
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Nota : pongo estos tres refranes para que el lector tenga cuidado con lo que lee.
Es muy facil manipular a la gente, todo el cuidado es poco.
Hay que CUESTIONARSE lo que se lee, CONTRASTARLO y luego CADA UNO DEBE LLEGAR A SUS PROPIAS CONCLUSIONES.
Es muy facil manipular a la gente, todo el cuidado es poco.
Hay que CUESTIONARSE lo que se lee, CONTRASTARLO y luego CADA UNO DEBE LLEGAR A SUS PROPIAS CONCLUSIONES.
VRedondoF
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